Desde hace una década, las redes sociales se han plagado de memes. Se han vuelto tan populares que hasta puede resultar ocioso definirlos. ¿Qué son? Imágenes que apelan al humor y al ingenio a partir de referencias que están en boga o en el ojo de la tormenta. Cualquier tema caliente sirve, desde el más tierno y cotidiano hasta el más cruel y trascendente.
Los memes, de alguna manera, no solo han inundado las redes, sino que se han convertido en una de las carnadas predilectas para aumentar el tráfico de internautas y captar nuevos fieles. No hay duda de que cumplen un cometido altamente valorado: captan la atención de la gente. Pero no solo son divertidos o jocosos, también generan un sentido de pertenencia, de comunidad, entre los usuarios que los comparten (las risas cómplices siempre causan empatía). Además, motivan la interacción positiva con los clientes y permiten llegar a un público más amplio, lo que, a su vez, puede aumentar la relevancia de tu marca y asociarla a valores como modernidad, frescura o creatividad.
Antes de usarlos, es importante que te formules ciertas preguntas (el caldo de cultivo para los temas que abordarán tus memes): ¿qué consumen tus usuarios? ¿Qué les gusta? ¿Cómo se entretienen? ¿Qué problemas los inquieta? Luego, al crearlos, cerciórate de que tus memes sean de fácil comprensión: la idea es que provoquen un momento de distensión y risas, no de interpretación metafísica. Cuídate de no incluir chistes forzados, ni mucho menos palabras explícitas vinculadas a la compra o suscripción, que puedan ser tomadas como intentos de imponer una orden: vale ser sutil o sugestivo, pero nunca genérico ni propagandístico.
Que nada te quite la oportunidad de aumentar tus ventas digitales